¿Alguna vez te has encontrado con algo tan difícil de realizar que has dejado de intentarlo? O, por el contrario, ¿algo te ha resultado tan fácil que enseguida has perdido el interés por esa actividad? Pues lo mismo ocurre con los niños: realizar una misma actividad durante mucho tiempo sin que pierdan la motivación debe suponer un desafío justo.
En este sentido, el desafío justo es una potente herramienta para la pedagogía. Como los retos que se plantean a los niños no son ni demasiado fáciles para aburrirse ni demasiado difíciles para frustrarse, permite que estos adquieran los aprendizajes de forma adecuada.
En enDARA creemos en el modelo de educación inclusiva, por eso consideramos un error proponer a los peques actividades con objetivos muy por encima o por debajo de sus capacidades.
Cómo identificar un reto inadecuado para el peque
Observar a los niños en las aulas es una de las funciones más cruciales de cualquier educadora. Es una fuente continua de información. Precisamente mediante la observación podemos detectar cuando los peques están disfrutando o no con las dinámicas propuestas.
Los siguientes comportamientos nos alertan cuando una actividad no es un desafío justo para los niños:
- La realizan sin mucha complicación.
- Al terminarla, el nivel de satisfacción no es muy alto.
- Tras mucho esfuerzo no consiguen el objetivo.
- La abandonan sin haberla terminado.
Consecuencias de los desafíos injustos
Promover reiterativamente juegos que no planteen un desafío justo para los niños puede tener consecuencias negativas en sus conductas. Estos son algunos ejemplos:
- Aburrimiento.
- Falta de motivación.
- Frustración.
- Poca constancia.
- Falta de atención.
- Rechazo a determinados tipos de juegos.
Consejos para plantear a los niños un desafío justo
Ya decíamos antes que la observación de cada niño y niña es clave para detectar si tienen o no interés por realizar la actividad. Así que cuando veas que parece demasiado fácil, añade un elemento que incremente la dificultad pero que siga siendo un reto alcanzable. En el momento en el que, tras varios intentos, no hay sensación de logro, modifica algo para que pueda conseguir el objetivo del juego planteado.
Jugar es la actividad principal del niño. Utilicemos esta gran herramienta para potenciar al máximo su aprendizaje.
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